Sursiendo hilos sueltos
“El Ministerio de la Verdad ha sido privatizado”. Esto sentenciaba hace apenas 2 años el neoyorquino Richard Stallman al explicar un caso de control y abuso: “En 2009, Amazon utilizó una puerta trasera de su lector de libros electrónicos para eliminar de forma remota miles de ejemplares del libro 1984 de George Orwell” (¡qué ironía!).
En un mundo cada vez más interconectado, este tipo de situaciones se están dando muy a menudo, poniendo en riesgo libertades y derechos fundamentales de las personas y colectivos, como lleva advirtiendo Stallman desde hace años. La excusa del terrorismo o la protección a la propiedad intelectual sirven para intentar poner puertas al campo: controlar y limitar el uso de Internet. Los Estados y sus gobiernos se muestran una vez más al servicio del sistema capitalista y este modelo de Corporación-Nación, cuyos intereses nada tienen que ver con los de la ciudadanía. Bien sabemos los peligros de SOPA (Stop Online Piracy Act), PIPA (Protect IP Act), la ley Sinde-Wert o las más recientes ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement) y CISPA (Cyber Intelligence Sharing and Protection Act) que significan el fin de la libertad en Internet, o el acoso a Wikileaks, que recordemos que publicaron los despachos diplomáticos estadounidenses que revelaban que «las decisiones políticas de Estados Unidos estaban más motivados por el petróleo que por la lucha contra el terrorismo».
Por eso es alentador que surjan iniciativas como la de la Declaración de la Libertad de Internet, que impulsada hace una semana por cientos de colectivos, empresas y personalidades, quiere poner las bases mínimas sobre las que trabajar una Red más social y en beneficio de los seres humanos.
Viene a decir que:
Apoyamos los procesos transparentes y participativos para la formulación de políticas de Internet y el establecimiento de cinco principios básicos:
Expresión: No censuren Internet.
Acceso: Promuevan el acceso universal a las redes rápidas y asequibles.
Apertura: Mantengan Internet como una red abierta donde todo el mundo tenga la libertad de conectarse, comunicarse, escribir, leer, ver, hablar, escuchar, aprender, crear e innovar.
Innovación: Protegan la libertad de innovar y crear sin permiso. No bloqueen las nuevas tecnologías, y no castiguen a los innovadores por las acciones de sus usuarios.
Privacidad: Protegan la privacidad y defiendan la capacidad de cada uno de controlar la forma en que usa sus datos y sus dispositivos.
Partiendo de lo que dice el filósofo Santiago Alba Rico de que “No sabemos aún qué son exactamente las nuevas tecnologías ni qué nueva mente están engendrando. No sabemos si Internet es una técnica como la escritura, una herramienta como la imprenta, un nuevo continente como América o un órgano como nuestro riñón derecho. Probablemente es todo eso al mismo tiempo”, entonces aún estamos a tiempo de no perder la oportunidad y hacer algo para que no se apropie de Internet el sistema cultural-financiero y lo limite al máximo según sus intereses y contra voces críticas y formas alternativas.
Como vemos, esta declaración toca puntos importantes, algunos muy generales y sin propuestas claras, como señala Guillermo Julián de genbeta.com, pero reiteramos que sirve de base para proponer y construir, porque Internet es un bien común (o procomún), al que debe tener acceso todo ser humano.
Precisamente, algunos de los participantes en la mesa redonda sobre derechos de propiedad intelectual que organizó Internet Society la semana pasada en Madrid hacían mención a que “la primera libertad es poder acceder, tener un acceso asequible(…). No pueden estar derechos corporativos, que son legítimos también, sobre los derechos de los ciudadanos” o que “Internet es como el pan y el agua, debe ser de todos”. Ahí está una de las claves, y quizás una de las propuestas puede ser la de crear redes en malla o una red mesh, que “es una red distribuida y casi independiente que permite el uso inalámbrico de Internet sin depender de un nodo centralizado. Internet low cost y libre vaya, que no dependa de las operadoras” (Bernardo Gutiérrez dixit).
Otra propuesta debería ser lanzarse a utilizar software libre, dejar de lado a las grandes empresas (Microsoft, Apple, Adobe, etc.) que nada tienen que envidiar a Monsanto, Cocacola o Shell, sabiendo que con el software libre todo son ventajas, es fácil de manejar y aportamos desde este lado de la pantalla a la libertad, la horizontalidad, la participación…
Los peligros acechan desde los lobbys corporativos, porque puede pasar que alguna gran empresa operadora quiera limitar ese acceso o la neutralidad de la Red y pedir que se pueda discriminar, como ha hecho Verizon recientemente, con tal de asegurarse “la libertad de empresa”.
La necesidad de buscar formas de gestión y participación descentralizadas, con autonomía y de forma incluyente, como nos ha mostrado el movimiento del software libre o los movimientos de indignados en la primavera árabe, el 15M, los Occupy o #Yosoy132, es esencial para tener un Internet vivo, que sea un bien común, y que sirva para informar, denunciar, conectar, movilizar e intervenir en “el estado de las cosas”. Quizás así podamos ir soñando con mundos mejores.
PD: Esta Declaración viene firmada por Mozilla, Amnistía Internacional, Periodistas Sin Fronteras, Free Press, Access, Global Voices, y muchas otras. También por ejemplo por John Perry Barlow, ex Grateful Death y co-fundador de la Electronic Frontier Foundation (EFF), que ya en febrero de 1996 lanzó la encantadora Declaración de independencia del ciberespacio. Recomendable.