De la serie de conversaciones “Las personas detrás de las tecnologías que queremos”. Pueden leer las anteriores acá.
En un contexto donde parece que las tecnologías digitales están fuertemente dominadas por intereses corporativos, emergen propuestas que buscan reimaginar nuestras formas de relacionarnos con lo digital. Telar, tecnología popular, es un colectivo que nace desde esa necesidad: cuestionar la supuesta neutralidad de la tecnología, defender la soberanía tecnológica y apostar por una construcción colectiva, educativa y crítica del conocimiento que parte del territorio, los afectos y los procesos sociales. Conversamos con Nanagui y Dani, integrantes de Telar, para conocer cómo entretejen comunidad, herramientas y pensamiento crítico desde la acción cotidiana.
Desde Telar, hacen la crítica necesaria a los corporativismos, hablan sobre la tecnología y el extractivismo, pero la tecnología como un proceso y como algo que no es neutral. Se enfocan también en los cuidados colectivos, la seguridad digital, generan discusiones sobre las redes sociales corporativas y no corporativas y sus impactos en nuestros cuerpos, en nuestra mente, en nuestra comunidad.
Telar trata de entender, de ver y de visibilizar la tecnología no solo como el artefacto, sino también los procesos que implica. Busca trabajar porque la tecnología le sirva a los intereses colectivos, al bien común, a las comunidades y denunciar la tecnología que le sirve al poder capitalista.
Desde el inicio, Telar se presenta no solo como un grupo de personas con habilidades diversas, sino como un espacio pedagógico en sí mismo, en donde la pregunta por la tecnología parte de la vida misma: del cuidado mutuo, de la autonomía territorial, de la comunicación no hegemónica.
– Si pudieran darle una personalidad a Telar, ¿cómo dirían qué es?
Yo creo que es un espacio de mucha reflexión, un espacio reflexivo que le gusta compartir y hablar mucho. Somos muy habladoras, nos gustan mucho las tertulias.
Sí, yo creo que es como un espacio tranquilo, armonioso… mucho más cercano. Esa es la identidad que hemos ido construyendo.
Esa personalidad cercana y reflexiva se traduce en las dinámicas que se han sostenido con otras comunidades y colectivos, así como en el formato de tertulias, espacios donde conversar sin prisa y en confianza, que se vuelve también una forma de resistencia frente a la aceleración digital.
– ¿Cuáles son, a nivel personal pero también a nivel colectivo, los sueños, deseos e intereses de Telar?
Uno de los sueños que hemos tenido es saber cómo aportar en otros procesos colectivos en el tema de software libre y descorporativizar esas relaciones que tenemos con las tecnologías, al tiempo que podamos tener nuestras propias narrativas, y contar las historias desde lo que somos, desde cómo nos pensamos.
También está el cuidado, el cuidado de lo común, el cuidado de lo colectivo y dentro de ese cuidado, está esa responsabilidad que tenemos entre todas, ser como ese proceso de apoyo para fortalecer esas formas de comunicación, de relación que tenemos a través de las tecnologías para hacerlas más seguras, para que no seamos tan vulnerables.
Lo que queremos, nuestro interés, es lograr generar la reflexión colectiva en los espacios que habitamos. Telar sueña con sembrar semillas de autonomía digital en otras organizaciones, romper con la dependencia tecnológica y generar herramientas propias para narrarse, formarse y cuidarse. Nuestros sueños no se limitan al plano técnico, sino que incluyen los vínculos, los afectos y los modos de organización que sostienen la vida colectiva.
– ¿Qué importancia le dan al bienestar y a la corresponsabilidad social?
Vemos esa necesidad de tener apoyo mutuo, mantener una comunicación activa y participar en los procesos que sean necesarios y desde nuestras capacidades: estamos participando con algo que se llama el tianguis agroecológico-obrero-campesino-popular, es un mercado obrero-campesino que se hace cada 2 meses desde el año pasado, y no solamente aportamos con nuestra visita y hablando sobre lo que hacemos sino también desde la comunicación, a hacer con ellos la página de noticias del mercado, esas plataformas donde nos podamos comunicar que no estén atravesadas por el corporativismo, etc. Queremos generar espacios donde se articulen comunicación, diseño y herramientas digitales libres con procesos de soberanía alimentaria y organización comunitaria.
Con Internet Ciudadana estamos en esa primera etapa donde vamos mapeando colectivos, herramientas, y una parte de recursos formativos. Es un mapeo de tecnologías libres para América Latina y el Caribe, se lleva un proceso de pensar colectivamente ¿qué se quiere mapear? ¿qué colectivos hay en Latinoamérica que están produciendo, hablando sobre las tecnologías, sobre software libre, y haciendo cambios desde ahí?
También llevamos el desarrollo de un catálogo de herramientas [aún en desarrollo] que surge de uno de los talleres que hicimos de TiddlyWiki donde participó un compa que hace parte de Internet Ciudadana y pues nos hace la invitación y ahí empezamos ese primer proceso de pensar las herramientas. Y digamos que para nosotros ha sido un proceso muy bonito porque a medida que la vamos usando las vamos aprendiendo, empezamos a explorarlas para la gestión de la información, y como es una metaherramienta que es autocontenida, o sea que dentro se puede encontrar localmente todo lo que necesita en HTML, pues nos pareció fantástico tenerla.
– ¿Qué desafíos enfrentan al interior al momento de desarrollar su trabajo en torno a la tecnología?
Hablando de la tecnología y la comunicación ha sido un reto descolonizar un poquito ese pensamiento de «lo que hacemos acá no es importante», ha sido retador aprender cómo narrarnos, qué es eso de las tecnologías, las corporaciones, que a veces parece tan intangible, tan abstracto, y poderlos aterrizar un poquito más para entenderlos y ver cuáles son esos impactos que tienen tanto en nuestra vida, en nuestras cuerpas, como en los territorios.
Un propósito es el hecho de hacer proceso, no solo activismo, no que haya una actividad y otra actividad y otra actividad, sino que haya un proceso: más o menos hacia dónde queremos ir o qué queremos que quede, ¿cuál fue el producto tangible o cuáles fueron los aprendizajes? y no simplemente como «ah, sí, fuimos e hicimos esto», sino como esa visión de proceso.
Y también entender los procesos comunitarios como las relaciones que mantienen los afectos de querer transformar, de tener esas utopías, de querer vivir un mundo diferente que no solo sostiene las actividades sino que también implica un rigor, implica una periodicidad, un tiempo, una planeación. Entonces a veces es muy fácil ver eso en lo corporativo, en el trabajo, y es más difícil verlo en lo comunitario, y responder a lo comunitario, y nosotras mismas tener esas relaciones de afecto, pero también de organización.
– ¿Cuál consideran que es la importancia actual del software libre?
El software libre ha sido un tema que hemos ido aprendiendo a medida que hemos ido conociendo sobre tecnología, y lo adoptamos en tanto a que cumple con cosas que a nosotras nos interesan mucho como poder tener herramientas, tecnologías que nosotras podamos usar, apropiar, modificar, y compartir libremente, y creemos que es algo que también se puede asociar a por ejemplo, la agroecología, lo mismo pasa con las semillas, hacemos ese símil, una semilla no es propiedad privada de nadie, sino que es algo que se comparte, que se cultiva, que cuando tiene frutos, pues uno puede compartirla con otras, ampliar sus usos.
Pero también hemos hecho una crítica a los principios del software libre y hemos querido también entenderlos desde estas latitudes del sol porque muchas veces, por el tema del tiempo que es uno de los retos, o los recursos económicos, no tenemos todas las capacidades, o tenemos más bien limitaciones y desde el norte que fue desde donde nace el tema de software libre, pues es muy fácil hablar de otro tipo de precios, y nosotras hemos querido asociar el software libre no solamente a las libertades sino también a nuestros propios procesos sociales y a las formas en que queremos apropiarlo, usarlo y entenderlo.
El software libre es la alternativa que tenemos a la imposición y a la vigilancia, al control y al adoctrinamiento, estas reflexiones hay que seguirlas construyendo, discutiendo, y también está la necesidad de apropiarlas al contexto. Para entender y desfetichizar un poco el tema tecnológico nos ha servido mucho conocer los procesos de gestión comunitaria del agua y tratar de hacer como esos símiles también de la parte operativa, la parte de la infraestructura como para nosotras dimensionar un poquito mejor la parte de la infraestructura de por ejemplo las redes sociales u otras cosas que a la vista no son tan claras y que a quienes controlan ese tipo de tecnologías no les interesa que las comunidades y que los sectores populares entiendan. Por ejemplo, a muchas personas les dicen ‘la nube’ y literal se imaginan algo abstracto y por allá quién sabe dónde, algo etéreo, y pues entender que eso tiene toda una materialidad con incluso altos impactos sociales y ambientales para nosotras ha sido muy importante.
– ¿Cómo perciben el momento actual de las tecnologías libres en América Latina?
Creo que estamos en ese proceso de aprendizaje, Telar no necesariamente viene de un lugar donde sepamos técnicamente sobre el software libre y eso, sino más desde cómo el software libre nos puede ayudar en los procesos del territorio, entonces lo poquito que hemos aprendido ha sido lo que hemos venido intentando aprender a usar, socializar, hablar, discutir.
El enfoque en las tecnologías que hemos tenido es que nos ha interesado mucho la narración y la comunicación, más desde herramientas como Scribus, InkScape, etc. entonces vamos en ese proceso de conocer qué herramientas hay, qué colectivos desde acá están trabajando y a medida que vamos conociendo, vemos cuáles son esas apuestas que tienen para ir aprendiendo sobre lo que van discutiendo y van haciendo. Entonces primero ha sido esa formación política también sobre las tecnologías, qué son, cómo funcionan, y ahí vamos aprendiendo sobre cuáles están y cuáles son las que podemos seguir usando.