Regresamos con la serie de conversaciones “Las personas detrás de las tecnologías que queremos”. Pueden leer las anteriores acá.
Santiago Roland es astrónomo, tiene 42 años, es uruguayo, docente universitario y creador y administrador de undernet.uy. También se lanzó a contribuir a las redes federadas con la instancia Mastodon.uy. En esta conversación nos habla de cómo comenzó y qué aprendizajes y desafíos ha ido encontrando.
– Para comenzar, cuéntanos cómo un astrónomo se convierte en impulsor del software libre y de las redes descentralizadas.
Desde chiquito, cuando me preguntaban qué iba a hacer cuando fuera grande, yo contestaba que iba a ser inventor. Me gustaba inventar cosas y jugar con motorcitos y pilitas. Siempre de chico tuve muy cercanas las computadoras, porque mi padre trabajaba en la computación. Con 15 años nos mudamos para El Pinar, a 35 kilómetros de Montevideo, ahí tuve acceso a los cielos despejados, a poder ver el cielo y me interesó mucho la astronomía.
Y bueno, me hice muy aficionado a la astronomía y leía las revistas y buscaba información en Internet, aunque en aquel momento había pocos buscadores. No había Google ni nada de eso. A principios de los 90, mi padre había traído una enciclopedia Encarta en CD, que tenía algunos videos de algunos temas. Tenía, por ejemplo, el videíto con el audio de cuando el hombre pisó la luna y ese tipo de cosas.
En el 2000, cuando tuve que empezar mi carrera universitaria, inicié la de astronomía. Y bueno, en realidad la carrera me fue llevando a procesar imágenes astronómicas en un observatorio. Fui un año de colaborador honorario en un observatorio astronómico acá en Uruguay. Después empecé a trabajar en esos observatorios durante 17 años. En esos primeros años de los 2000 fue esa transición de conocer lo que es el software libre… GNU Linux.
En 2005 fue la primera vez que yo instalé Debian en una computadora. Fue Debian 3.1. Y bueno, y de ahí en adelante. Desde ese entonces fui de la mano del software libre. Por ahí de 2008, 2009, 2010, me empecé a integrar en colectivos de usuarios de Ubuntu. A participar en eventos, a dar alguna charla. Cosas por el estilo. A ayudar a organizar incluso un evento que se hizo en la Facultad de Ciencias en el 2010.
– ¿Y el salto a tener un servidor propio?
En 2012-2013, casualmente yo estaba en el Observatorio Astronómico Los Molinos, yo estaba empezando a montar unos servicios básicos de correo electrónico, página web, dominio, servidor de email para el observatorio, que recién nos habían dado un dominio web y todo eso. También estaba elaborando un archivo científico con todas las imágenes astronómicas que se sacaban en ese observatorio y a las que nadie podía acceder. Entonces yo estaba un poco como encargado de restaurar ese archivo científico. Mi plan era ponerlo disponible en la página web. Y así había agarrado un poco de experiencia en poner esos servicios. Entonces, en 2014 empecé las primeras pruebas de montar un servidor en mi casa y hasta que en 2015, el primero de marzo del 2015 fue que nació este proyecto.
– ¿Por qué esa decisión?
Bueno, ya previamente veníamos en las comunidades de software libre con mucha sospecha y se venía conversando sobre el espionaje, sobre la censura. En 2012 yo di una charla sobre la censura, vigilancia y la red Tor en un Flisol un año antes de lo de Snowden. En realidad mi charla era simplemente un compendio de un montón de otras cosas que yo había aprendido y escuchado de otra gente. Ya en ese momento había cerrado mi cuenta de Gmail, por ejemplo, y me había abierto una cuenta en otro proveedor, en aquel momento era lavabit.com, que era el mismo servidor de correo que usaba Snowden. Eso no lo sabía hasta el día que el correo ya no anduvo más. ¿Qué fue lo que pasó? el FBI fue a allanar esos servidores. Y entonces el dueño decidió bajarlo. Y eso a mí me pegó muy, muy en serio, eso en 2013.
– Y así nació undernet.uy, ¿qué necesidades querías cubrir?
Bueno, en primer lugar surgió porque en mi búsqueda de alternativas no había nada. Buscaba si alguien proveía algún otro Lavabit, pero que fuera uruguayo, porque claro, en esa situación yo no tengo ningún control, yo puedo hacerme una cuenta en lavabit.com, pero no sirve de nada que esté en Estados Unidos. ¿Por qué? Porque el FBI iba a ir e iba a romper todo igual y te vas a quedar sin servicio. Yo no quería buscar otro lavabit también en EEUU, no quería otra vez volver a poner mi correo y todo en un servidor que no sé dónde está. Bueno entonces un poco fue por eso y empecé ahí. Solo montar alguna cosita con muchos errores, y también me costó aprender todo eso, cómo administrar.
– ¿Cómo comenzaste a compartirlo, a que se uniera más gente?
La primera red social que pusimos fue Friendica y entonces yo le mandé un correo a mis amigos y que “miren que puse un servidor porque no sé si vieron todo lo que pasó”, entonces algunos si vinieron un tiempito pues les pareció aburrido. Pero muchas veces cuando hay problemas o cuando hay eventos o cuando viene un millonario supremacista que quiere comprar una red social, entonces está este servidor. Es como una especie de experimento del proyecto medio rebelde, que surge un poco de la rebeldía de querer tener los datos acá, de querer tener el servidor cerca de uno.
Entonces ese es el problema de la desterritorialización del internet, vos te quedás sujeto a lo que pasa en otro lado.
Al principio pensé en encontrarme un montón de gente indignada, igual que yo, y sí habían muchos, pero no tantos como los que yo esperaba, pero después se fueron sumando de a poquito, con cuentagotas, porque al servidor le puse una descripción corta, y empezó a venir alguna gente, y hoy en día hay una comunidad bastante numerosa, que ya trasciende mi entorno familiar.
– ¿Por qué crees que necesitamos servicios libres, federados y descentralizados?
Yo creo que en realidad lo que precisamos nosotros es volver a apropiarnos de nuestra informática. Formar parte de todo el proceso, y no ser solo consumidores. Yo entiendo que hay gente que es solo consumidora de un servicio, y no participa más en nada. Pero por ahí está bueno, que es como una especie de enseñanza que deja el software libre también, que se puede participar. Vos podés solo usar LibreOffice y más nada. También podés donar, si querés, y apoyar el proyecto para que se siga desarrollando. Pero también podés entrar en los canales, en los foros, en los canales de discusión… Y participar. Y opinar. Hay una posibilidad de inclusión de los usuarios también. Es la comunidad la que nutre el software libre.
Digamos, cuando hay un fin también bastante local. O sea, yo le quiero hablar a mi compañera, mandarle la lista de las cosas del súper. ¿Y por qué mi mensaje tiene que ir a California y después volver? ¿Por qué no puede ir a mi casa y después de ir a mi casa al celular de ella? O sea, hacer un trayecto un poco más corto. Darle prioridad a la red local. A nuestra red.
La empresa de telecomunicaciones Antel es del Estado. Esta la pagamos todos. Entonces yo elijo un servicio que ya está funcionando acá en Uruguay. Entonces mis datos no tienen que ocupar lugar en esa fibra para salir a Estados Unidos. Que hay otros servicios que necesariamente tienen que salir a Estados Unidos, a Europa u otro lado. Entonces yo haciéndolo así, también es como un acto de solidaridad, de no estar consumiendo ese ancho.
Yo cuando mis datos salen y se pasan por otros hubs en Estados Unidos u otros estados cambian de jurisdicción muchísimas veces. Y son datos que quedan atrapados ahí y después no salen nunca más o dentro de no sé cuánto tiempo. Entonces, haciéndolo de esta forma, en estos servidores, sencillamente mis datos no van. Entonces, no hay datos para guardar ni nada. Están acá. Hay mucha gente que no lo entiende eso y que tampoco le importa. Y me parece bien. Pero es un poco para generar un poco de la conciencia de lo local. Y bueno, y organicémonos con un servidor acá, así nuestra comunidad no tiene que estar sentada en un servidor en California, si estamos acá.
– Pero eso de un servidor que provee de servicios parece bastante inalcanzable de iniciar…
Si vos supieras con qué poquito podés hacer tantas cosas, es impresionante. Te das cuenta y no lo podés creer que con una cosita chiquita que no consume casi electricidad la cantidad de gente que podés conectar y es tremendo. O sea, tampoco es una cuestión de “¿quién va a sostener eso?” Requiere, sí, un apoyo obvio para sostener. Pero hay incluso extremos que son súper sencillos de mantener. Y hasta más eficientes ecológicamente que los grandes data centers.
Yo sé que yo puedo con una computadora pequeña organizar un montón de gente, hacer que un montón de gente interactúen y se manden mensajes. Y eso me parece algo está interesante que la persona se lo apropie.
– Nos interesa saber un poco más sobre el rol que tienen los usuarios y usuarias para ti…
En realidad, usuarios arrancaron siendo pocos: amigos míos, cercanos, familiares. Después se fue empezando a armar como una comunidad de otros uruguayos y más gente de Latinoamérica. Y de a poco, agregando servicios, se fue formando como una especie de comunidad. Hoy ya el servidor está como en otro nivel. Yo creo que la comunidad ya es como que tiene vida propia. Ya es como que surgió algo. Floreció algo alrededor del servidor. Y entonces, en realidad, es como parte de la familia y parte de la comunidad que ha podido entender la importancia del servidor.
Estamos en una sala de chat, pero todos los que estamos en esa sala de chat somos conscientes que hay un servidor. Y hablamos del servidor. Es como que es una cosa que la mantenemos entre todos. Hay incluso algunos que colaboran económicamente. Porque se tiene que pagar electricidad y la cuenta de internet. Dar pie con todo el tráfico. Y se va rompiendo el servidor, se van rompiendo los discos, a veces se rompe la placa madre y hay que comprar otra placa. O sea, hay un interés también de saber cómo le está yendo al servidor.
Hay esa toma de conciencia de la que yo hablaba. Capaz que es porque es la comunidad esta que se armó acá y hay gente que está como más interesada en estos proyectos. Pero hay gente que en realidad eso ni se lo pregunta. Yo creo que el usuario es una parte fundamental de toda esta ecuación. Si no existiera la comunidad que existe de usuarios hoy en día, y si estuviera yo solo con dos o tres, seguramente el proyecto hubiera fracasado hace años. Es que el usuario es lo que le da valor a todo esto. Cuando uno ve a un usuario ayudando a otro, por ejemplo. Ya está, se logró algo.
– ¿Cuáles han sido los principales desafíos a los que te has enfrentado?
Yo las pondría en dificultades técnicas, que es todo lo que puede tener que ver con cómo hacer que un servidor dure años enchufado en tu casa, donde se te corta la luz cada tanto, o te quedaste sin fibra por dos días hasta que vinieron a arreglártela. Así los desafíos técnicos van un poco en ese sentido, de mantener algo en forma ininterrumpida. Y otro tipo de desafío son los desafíos más bien intelectuales. Yo no soy programador soy un usuario avanzado de GNU Linux, porque arranqué en el 2005. Y soy un tipo que me doy maña para hacer las cosas, soy muy autodidacta. Y un poco de esa cuestión de ingeniarme para resolver esas cosas. Más o menos sé dónde ir a leer, qué cosas leer, dónde preguntar. Sé dónde están las comunidades del software que yo instalo, Mastodon, Peertube,…
Un poco esos desafíos, si yo fuera programador o me dedicara a eso, quizá haría cosas mucho más diferentes a como las hago hoy. Más eficientes y de otra forma. Bueno, es también un desafío, que me ha costado errores. Claro, entonces, bueno, se aprende… Yo estoy aprendiendo todo el tiempo sobre esto.
Y hay un tercer desafío que no sabría ponerlo en ninguno de los otros dos grupos: la gestión y la administración de los usuarios. De gestión de la comunidad. El servidor tiene ciertas normas de cosas que están permitidas hacer y cosas que no. En Mastodon, por ejemplo, está prohibido la discriminación, la xenofobia, no sé, hay varias reglas. O sea, el moderar es un tema aparte y es complicado, es algo que requiere otro tipo de experiencia, otro tipo de inteligencia o sensibilidad, más social, más comunitaria para poder llevar adelante las reglas de convivencia.
Experiencia es la palabra, pero se requieren personas que sepan llevar adelante un espacio. Y vos para eso requerís usuarios y usuarias que estén informados, que tengan experiencia. Porque enseguida una instancia de Mastodon se vuelve una tierra de nadie y una cuestión donde cualquiera habla lo que quiera y es un poco saber interpretar. Y saber poner los límites en la justa medida, que es la dimensión de la moderación. Y eso yo no lo puedo hacer solo. Nadie lo puede hacer solo. Entonces, por eso hay otras personas que moderan junto a mí. Son otros usuarios que tienen experiencia. Que vienen desde otras áreas. En este momento están Gabriel y Cecilia. Entonces, se tienen que conformar equipos de moderación que puedan debatir. Sí, todo eso es fundamental. Y elaborar un criterio que sea sostenido en el tiempo. Entonces es la única forma de eliminar cualquier sesgo personal.
– ¿Y qué sigue? ¿Cómo ves lo que pueda venir?
Lo que me motiva más que nada es ver cambiar la mentalidad sobre el preconcepto que las personas tienen sobre internet y sobre las redes sociales y sobre los servicios en general. Ver que haya otras personas que digan “esto está bueno, se puede”, y que vayan surgiendo más servidores. Ir como contagiando esa conciencia.
Como yo hice con mis familiares y mis amigos, se dieron cuenta de eso porque confían en mí. E ir como descentralizando eso. Y que, de alguna manera, la experiencia que han tenido en Undernet les sirva de ejemplo, de aprendizaje de cómo funciona una comunidad es una forma de aprendizaje que después se puede propagar a otra comunidad nueva en otro lado.
Que haya otros servidores, saber que yo me puedo hacer una cuenta en algún otro de esos servidores que han surgido un poco contagiado de la iniciativa de nuestro servidor. O servidores parecidos o similares. Esa es una forma de contribuir a la sociedad.
De las cosas más lindas que uno puede vivir en la vida es hacer lo que a uno le gusta, y que cuando uno hace algo que termina ayudando a otros me parece que el retorno es diez veces más grande.