Por Tatiana Avendaño *
“Copymami”[1] es el nombre de la más reciente exhibición de Fátima Pecci Carou curada por Florencia Qualina, que estuvo abierta al público del 30 de junio al 31 de agosto de 2022 en la galería Piedras de la ciudad de Buenos Aires. Fátima vuelve con la fuerza de una Samurái llena de ternura radical[2], esta vez sumando argumentos para la defensa de la copia como parte sustancial de la cultural y la vida social y, además, nos permite participar de ese remolino de emociones y pensamientos que la abordaron cuando enfrentó violencia de género digital. Toda su trayectoria, creatividad y su mirada crítica y política se despliegan de nuevo en tres autorretratos, siete remakes y un video, que nos acompañan a reflexionar sobre los fantasmas de la originalidad y nuestras cuerpas digitales.
La Copymami es una Mami que copia a otra Mami para reconstruirse a sí misma después de haber vivido violencias de género en el ámbito digital. Fátima Pecci Carou, la Copymami, desarrolló la exhibición “Banderas y banderines: Evita”[3] curada por Eva Grinstein, un homenaje a Eva Perón que estuvo abierto al público en el Museo Evita entre el 18 de marzo y el 1 de agosto de 2021. Aquella exhibición fue el resultado final de un proyecto de investigación y curatorial ganador de la Beca Activar Patrimonio, otorgada por la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de Argentina.
Hasta acá ya se juntaron muchas cosas que le hacen ruido al conservadurismo argentino: una artista feminista que homenajea a Eva Perón con una “Evita Ninja”, financiada con fondos públicos, alimentando la narrativa de heroína de una mujer que demostró que la dignidad y la alegría les pertenecen a todos los seres humanos por igual y que el Estado tiene la posibilidad de garantizar esto para todos. Evita tuvo la osadía, entre otras cosas, de abrir en el mismísimo Palermo un hogar de paso para madres solteras que llegaban con sus hijos a buscar mejor vida en la Capital. Ese hogar ahora acoge el Museo que lleva su nombre.
El 12 de junio de 2021 en Argentina fue atacada una página web que hacía pública una investigación titulada “Reacción conservadora”, que develaba la trama del conservadurismo en la Argentina, sus relaciones internacionales y principales líderes nacionales. Sin mayor revuelo esta noticia ocupó poca prensa, sin embargo, en su lugar y apenas unos días después empezó el acoso en línea contra Fátima Pecci Carou.
El acoso en línea es el hostigamiento repetido de individuos, perpetrado mediante teléfonos móviles o aplicaciones de mensajería, en forma de llamadas o chats individuales o grupales.[4]
En nombre de la “originalidad del arte” y en defensa de la “sacralidad de las instituciones del arte” que «financiamos todos con nuestros impuestos», la Copymami fue atacada en su libertad de expresión por un “original” enmascarado con aspiraciones de dictador. Un auténtico defensor de los valores morales que garantizan la reproducción de la derecha, peón nacional e internacional de los conservadores que se incomodó con su obra, con su feminismo, con su homenaje a Evita y con que este homenaje haya sido financiado con fondos públicos. El “original” enmascarado dedicó aproximadamente 5 horas de video en las que infantilizó a la artista y a su obra, puso en duda la calidad de su trabajo, sus capacidades plásticas y estéticas, su trabajo de investigación y hasta su honestidad al acusarla de plagio, de mal plagio.
Los ataques a la libertad de expresión son un tipo de violencia de digital que busca “silenciar o amedrentar a una persona o grupo de personas por razones de género”[5]. Pero como las violencias de género digital se despliegan en un entramado de tipos de violencia, en este caso el enmascarado no solo juzgó el trabajo de una artista feminista, sino que entregó información privada y datos sobre su vida y obra con intenciones maliciosas. Este tipo de violencia se conoce como doxing[6].
Disfrazado de debate cultural, provocó que una horda de troles desatara su ira contra la Copymami en redes sociales y medios masivos de comunicación, activando otro tipo de violencia que se conoce como troleo y que “consiste en la publicación de mensajes, imágenes y/o videos, además de la creación de hashtags en redes sociales, con el propósito de molestar, provocar o incitar a la violencia contra las mujeres y las niñas. Parte importante del troleo funciona con troles anónimos que usan cuentas falsas para generar discursos de odio.”[7]
Nuestra Copymami, Fátima Pecci Carou [8] es una artista abiertamente peronista, feminista y abortista, para quien el arte ha sido una herramienta de militancia, el arma con la que ha acompañado diferentes luchas y desde donde ha construido su feminismo. Sus procesos de creación son parte de un flujo constante de investigación y pensamiento en el que su cuerpo y su ser mujer están implicados. El animé aparece en su trabajo como una metodología creativa para deconstruir imágenes y, desde una perspectiva feminista, proponernos nuevos caminos para acercarnos a un problema específico, aquello que la obsesiona en determinado momento.
Pecci Carou nació en Buenos Aires (Argentina) en 1984. Para ella su obra visual “se compone de pinturas que dialogan con archivos de internet, citas a la historia del arte e imágenes populares desde una perspectiva política y feminista.” Es Licenciada en Artes Visuales (Universidad Museo Social Argentino) y estudia Historia del Arte en la UBA. En 2015 fue becada por el Centro de Investigaciones Artísticas (CIA). En 2019 y 2022 estuvo nominada a las becas Cisneros Fontanals Art Foundation. En 2020 fue invitada a la 12° Bienal de Mercosul en Porto Alegre. Además, ha sido premiada en el Artes Visuales 8M del CC Kirchner-Palais de Glace 2021, en el Salón Nacional de Pintura de Reconquista de Santa Fe en 2019 y en ArteBA en 2018. Su libro Femininjas fue publicado en 2019 a través de la editorial Ronda. Ha tenido seis exhibiciones individuales y ha participado en numerosas muestras colectivas. Es parte de la Asamblea de Trabajadoras del Arte “Nosotras Proponemos” y participa en agrupaciones políticas y de activismo artístico.
A la Copymami no le faltan méritos para ser ganadora de una beca, que sus obras se exhiban en un Museo y menos aún para vender su obra por internet, lo que pasa es que incomoda el triunfo de una artista abiertamente feminista, peronista y abortista que se dedica a contar la historia de las mujeres desde su mirada, desde su universo creativo.
Los autorretratos de Copymami nos obligan a ver a Fátima en situaciones no tan cómodas, en las que a través de distintas formas del ver y del ser vista nos confronta con la idea de la originalidad, así como también con la magnitud de miradas que pueblan la internet y que durante el tiempo del ataque ella sintió que estaban sobre sí. Dirigimos nuestra mirada sobre ella, pero esta vez lo hacemos porque ella está dispuesta a ser vista, está ahí esperando que la veamos y eso no parece natural, no parece conveniente y por lo tanto resulta incómodo.
“Copymami” (óleo sobre tela 137 y 130 cm) es la obra que le da nombre a la exhibición, en ella vemos a Fátima embarazada en lencería de vinilo negro pintando. Copymami nos hace entrar en la intimidad de su taller, en la soledad de su trabajo donde nos recibe como una dominatriz con un pincel en lugar de látigo. Tan original como tantos artistas famosos de la historia del arte que se han retratado en su taller trabajando en su obra, Fátima está copiando una escultura para demostrarnos que es ella la que pinta copias, que es ella la que ha hecho estas obras y todas esas otras obras que han sido juzgadas como plagio, como mal plagio.
Los ojos, otro lugar común de los autorretratos en la historia del arte. En “Autorretrato con ojitos Manga” (óleo sobre tela 143 X 127cm), de nuevo nos aborda la incomodidad de no saber dónde poner la mirada. Mientras la observamos, ella nos mira desnuda con el cuerpo lleno de ojitos manga, son muchos ojos los que nos miran y no sabemos sobre cual poner nuestra mirada, a qué ojos mirar a los ojos. Pareciera como si todos los ojos que acusaron a Fátima de plagio y que deploraron su trabajo, los ojos que vieron pasar por su frente todos los ataques contra ella, han sido absorbidos por su cuerpo y ahora son de ella y nos juzgan a nosotros.
En “Autorretrato con parches, pins y réplicas” (óleo sobre tela 131 X125cm) nos encontramos con Fátima adolescente sacando la lengua de serpiente, como una Eva después de haberse tragado la serpiente. Fátima adolescente está con garritas de jaguar y su mejor outfit, un chaleco de jean con parches y pines que nos recuerda la manera en la que la réplica, la copia o la piratería son parte fundamental en la construcción de nuestra subjetividad. Para todas aquellas adolescentes que no teníamos recursos para comprar originales la piratería siempre fue nuestra opción y no por eso éramos delincuentes. En muchos momentos de nuestra vida todes hemos sido Copymamis.
Los siete remakes, como los siete días de acoso que vivió Fátima en nombre de la originalidad, son imágenes que recuerdan escenas del cine, la música y la historia de las escuelas de pintura que en si misma son copia de algo más. Copymami despliega acá sus conocimientos de historia del arte para ridiculizar ante nuestra mirada la idea de la originalidad.
Remake de “Dama con toca (o ¿Catalina Micaela?)” de Sofonisba Anguissola (1591), 2022. Acrílico sobre tela, apliques de yeso y pestaña postizos, 24 x 16 cm.
Remake de “Retrato de mujer española tomando jerez”, autor anónimo. Colección de las Bodegas Real Tesoro de Jerez. / M. Castro de la colección Bodegas Real del Tesoro de Jerez (Fines Siglo IXX), 2022. Acrílico sobre madera y apliques de yeso, 45 x 25 cm.
Remake de escena “La piel que habito de Pedro Almodóvar” (2011)/ “Venus recreándose en la música” de Tiziano (1550), 2022. Acrílico sobre madera y apliques de yeso, 25 x 30 cm.
Remake de “Mujer sentada en una veranda” Kitagawa Utamaro (1798) /Manga “Paradise kiss- Lonely in Gorgeous” de Ai Yaxawa (1999), 2022. Acrílico sobre tela y aplique de yeso, 46 x 26 cm.
Remake de “Soledad” de Raquel Forner (1943), 2022. Acrílico sobre papel y madera y aplique de yeso, 30 x 25 cm.
Remake de “Rosalía, en el videoclip de ‘A palé’ (2019) y “Cayetana la XIII Duquesa de Alba” de Goya (1795), 2022. Acrílico sobre madera y apliques moños de yeso, 19 x 14 cm.
Finalmente, el video “Copymami” (09:46 min) es el punto máximo de lo que podemos pensar como un ejercicio de reparación: la reconstrucción de Fátima después del episodio de violencia digital que vivió en 2021, que no solo es la continuación de su obra sino la afirmación radical de su estilo, que ahora se identifica más claramente con la cultura libre.
“Copymami” nos recuerda que la supuesta inmaterialidad de la red está vinculada con la vida en el plano físico o la vida cotidiana. La gran cantidad de ataques que recibió Fátima en sus cuentas en redes sociales, a través de comentarios y mensajes directos, así como la manera en la que los medios masivos trataron la noticia poniendo el énfasis en la escandalosa idea de la copia, pero sobre todo en la bochornosa idea de la mala copia, también han tenido su impacto.
Podemos imaginar cómo estuvieron dando vueltas en su cabeza los adjetivos que según el público estaban lejos de ser atributos a su trabajo y mucho menos a ella: original, auténtico, genio, único, virtuoso. Estas palabras nos recuerdan la demanda de sacralidad que tiene el público sobre el arte, como que solo aquellas obras que nos vinculan con lo sagrado pueden ser valoradas como arte pues ellas proceden genuinamente de la mano de un artista, un ser iluminado que trae hasta nosotras una pizca de divinidad.
“Copymami” nos acerca a esa experiencia vivida por Fátima en la que las opiniones sobre ella, sobre sus palabras y su obra se acumularon en su mente como una multiplicación de imágenes de ella misma, “una imagen replicada, deformada, trastocada, discutida, defendida o defenestrada. Una imagen de la que todos parecían tener una opinión formada” [9] haciendo que cada vez le fuera más difícil encontrarse a sí misma. Desde algún lugar glitcheado de un multiverso falsificado, Copymami comparte con la audiencia una definición de doxing para recordarnos que somos “información y datos” tanto como tejidos y fluidos. Y aunque pareciera que podemos tener múltiples identidades en la red siempre podemos ser identificadas, rastreadas y acosadas hasta ser obligadas a dejar nuestra cuerpa digital para proteger la cuerpa física, como lo tuvo que hacer Fátima desde los días del acoso en línea hasta recuperar la fortaleza y la confianza en sí misma para volver.
Con mucho humor y con la destreza que le dan sus conocimientos en historia del arte, Fátima nos lleva en su video a repasar algunos apartados de la historia y con ella la manera en que la cultura se transmite, se reproduce y se sostiene sobre diversas prácticas: copia, fotocopia, sampler, clon, reproducción, réplica, remake, remaster, reboot, ready-made, repetir, reciclar, imitar, calcar, frottage, copiar y pegar, collage, stencil, molde, historicismo, cita, internet. Las personas mismas somos copia, nuestros rasgos físicos, nuestros gestos y formas de expresión, sin embargo, nunca escuchamos que alguien diga “Le copió los rasgos a sus progenitores, ¡qué poco original!”
Al final de este video la Copymami nos deja muchas preguntas abiertas como ¿Por qué unas copias molestan más que otras? ¿Cuándo es noticia el arte? ¿Cuánto dura una buena noticia? ¿Y cuánto dura una noticia escandalosa? ¿Cuánto rinde una polémica? Pero sobre todo nos recuerda que lo más importante para enfrentar un episodio de violencia de género digital, más allá de las medidas de protección física y digital que debemos tomar[10], es fundamental estar acompañadas para no olvidarnos que lo que está mal no es nuestro trabajo, sino el acoso.
Necesitamos estar acompañadas para no desconfiar de nosotras mismas, para que podamos desconectarnos de lo que haga falta y aferrarnos a lo que necesitemos por el tiempo que haga falta para sanarnos. Cada violencia de género digital tiene unas características diferentes y cada una necesita su propio tiempo para sanar y, ¿por qué no?, transformar la violencia en material evolutivo —cómo Copymami—, para que nuestra obra y el feminismo continúen creciendo. Fátima nos recuerda que aún tenemos mucho trabajo que hacer para extirpar de manera real el patriarcado de nuestras vidas, de internet y de todos los rincones de la Tierra, pero además nos recuerda otra cosa muy importante; que lo digital es real, que lo virtual es físico.
* Tatiana Avendaño es filósofa transhackfeminista, graduada de la Maestría Interdisciplinar de Teatro y Artes Vivas de la Universidad Nacional de Colombia. Es parte del festival libre y gratuito Bogotrax, y fue cocreadora del encuentro de laboratorios de medios labSurlab. Facilita talleres de experimentación de los usos políticos y creativos de las tecnologías. Trabaja actualmente en el diseño de estrategias participativas de protección holística con enfoque de género en el ámbito de los DDHH en América Latina. Ha colaborado con organizaciones como Digital Defenders Partnership, La Libre (Ecuador) y Fundación Karisma (Colombia).
Referencias:
[1] http://piedrasgaleria.com/exhibicion/copymami/ Consultada el 15 de julio de 2022. [2] https://hysteria.mx/ternura-radical-es-manifiesto-vivo-por-dani-demilia-y-daniel-b-chavez/ [3] https://museoevita.org.ar/evita-ninja/ Consultada el 15 de julio de 2022. [4] https://acoso.online/site2022/wp-content/uploads/2018/12/Taller_Juego-A-Quemarlo-Todo_AcosoOnline.pdf Consultado el 15 de julio de 2022. [5] https://navegandolibres.org/#tipos Consultada el 15 de julio de 2022. [6]Definición tomada del material “Taller de pirotecnia feminista. ¡A quemarlo todo! ¡Hagámoslo nosotras mismas!. Una incitación de conversación sobre violencia de género y pornografía no consentida en internet.” https://acoso.online/site2022/wp-content/uploads/2018/12/Taller_Juego-A-Quemarlo-Todo_AcosoOnline.pdf [7] (Idem) [8] https://www.fatimapeccicarou.com/ [9] Video “Copymami” de Fátima Pecci Carou (mínuto 02:40). [10] https://www.digitalfirstaid.org/es/