Design Justice: Estrategias y prácticas para construir un mundo más justo

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23 agosto, 2022
sursiendo

¿Te has preguntado alguna vez cuál es la relación entre diseño, poder y justicia social? En junio de 2021 May FirstMovementTechnology propuso una serie de conversatorios para reflexionar sobre “formas-otras” de abordar y transitar el proceso de diseño. Cada uno de ellos abordó una línea de investigación-acción dentro de una tendencia global que se conoce como Justicia de Diseño.

Design Justice [Justicia de Diseño], es un enfoque que permite analizar cómo los principios y las prácticas del diseño tradicional de los sistemas sociotécnicos (de imágenes, objetos, interfaces, tecnología o incluso nuestros sistemas económicos y políticos) excluyen e invisibilizan a ciertos grupos de personas, puntualmente quienes se encuentran en desventaja. Al mismo tiempo influye en la distribución de beneficios y cargas reproduciendo las desigualdades y las estructuras de dominación y poder.

“A menudo cuando escribimos sobre la Justicia de Diseño es más fácil empezar con la injusticia en el diseño”, afirma Victoria Barnett, diseñadora gráfica digital, facilitadora, organizadora comunitaria y colaboradora de Design Justice Network, una comunidad internacional de personas y organizaciones comprometidas con un diseño que tenga en cuenta a las personas marginadas por las inequidades de poder.

Durante la charla donde presentó el trabajo de la comunidad, Victoria propuso reflexionar a partir de un primer ejemplo: “Pensemos en el proceso de creación de un iPhone. Las personas que tienen el mayor poder como el director de la empresa Apple, quienes diseñan la interfaz del producto o quienes toman las decisiones financieras, están en el centro formando parte de todo el proceso. Mientras que cualquier persona que trabaje en las minas de donde extraen los minerales que luego serán la energía que harán funcionar esos teléfonos, se quedan fuera del proceso y son los más afectados por él”.

Design Justice se propone desarrollar una mirada crítica empezando por tres preguntas: ¿quiénes son las personas que estuvieron involucradas en el proceso de diseño?, ¿quiénes fueron perjudicadas? y ¿quiénes han sido beneficiadas? “La justicia de diseño tiene que ver con la distribución de los beneficios, pero también con la forma en que se lleva a cabo el proceso de diseño”, afirma Victoria.

Así, en un proceso de diseño tradicional es probable que los beneficios tiendan a ir hacia las personas que más poder tienen dentro del sistema, mientras que el mayor de los daños va hacia las personas con menos poder. En ese sentido, Design Justice nos invita a cuestionar esos procesos de diseño, poniendo en el centro a las comunidades y grupos de personas que habitualmente son excluidas tomando en cuenta su experiencia y conocimiento. Al mismo tiempo utiliza prácticas colaborativas para abordar los desafíos que enfrentan las propias comunidades. 

Movimiento y acción. Los principios de Design Justice

Creada en 2016, la Design Justice Network reúne a diseñadoras y diseñadores provenientes de varios campos que trabajan en estrecha colaboración con movimientos sociales y organizaciones comunitarias de todo el mundo.

En tanto movimiento social en crecimiento, la red busca generar una distribución más equitativa de los beneficios y las cargas que conllevan los procesos de diseño, una participación justa y significativa, y el reconocimiento de las tradiciones en cuanto al diseño, conocimiento y prácticas de las comunidades implicadas.

Sus primeros encuentros fueron en 2015, en el marco de la Allied Media Conference donde un grupo de treinta personas especializadas en diseño, arte, tecnología, así como organizadoras de la comunidad, participaron en el taller “Generando principios compartidos para la Design Justice”. Allí surgió el primer borrador con diez principios sobre los que continuaron trabajando durante los siguientes años hasta su publicación definitiva en 2018.

  1. Usamos el diseño para apoyar, mejorar y potenciar a nuestras comunidades, así como para buscar maneras de liberarnos de sistemas explotadores y opresivos.
  2. Centramos las voces de las comunidades que se ven directamente afectadas por los resultados de los procesos de diseño.
  3. Priorizamos el impacto de los procesos de diseño en las comunidades por encima de las intenciones de las personas responsables del diseño.
  4. Creemos que el cambio surge llevando a cabo un procedimiento responsable, accesible y colaborativo, en lugar de verlo como una meta al final de un proceso.
  5. Consideramos que el papel de las personas que diseñan debe ser de facilitadoras en lugar de expertas
  6. Sostenemos que todas las personas son expertas basadas en su propia experiencia con contribuciones únicas y brillantes para informar sobre un proceso de diseño. 
  7. Compartimos los conocimientos y herramientas con nuestras comunidades. 
  8. Trabajamos para lograr resultados sostenibles, dirigidos y controlados.
  9. Por la comunidad trabajamos hacia soluciones que no resulten explotadoras, que nos reconecten con la tierra y entre nosotres.
  10. Antes de buscar nuevas soluciones de diseño, nos fijamos en lo que ya está funcionando a nivel comunitario. Honramos y elevamos el conocimiento y las prácticas tradicionales, indígenas y locales.

Design Justice se distingue por incluir la interseccionalidad, destacando la idea de género, raza, clase y discapacidad como sistemas entrelazados. Es decir, no como categorías que operan independientemente, sino que son experimentadas en conjunto por individuos y grupos de personas que existen en sus intersecciones.

Otro punto clave es la promoción de la justicia de diseño en la educación de diseño, para lo cual se valen de los principios de la Educación Popular, donde quienes enseñan son facilitadores que acompañan el proceso para lograr los propios objetivos de aprendizaje. La justicia del diseño invita a decidir qué diseñar y para quién diseñarlo. “El diseño es también una excusa para imaginar y construir los mundos en los que necesitamos vivir, más justos, seguros y sostenibles”, afirman en sus comunicados.

Investigación y diseño centrados en las personas

Nechari Riley es investigadora y estratega de métodos mixtos y trabaja con organizaciones para desarrollar proyectos basados en investigaciones que sean inclusivas y accesibles. Durante su charla, Nechari compartió reflexiones sobre su camino para convertirse en una investigadora de diseño UX (user experience/experiencia de usuario) del “poder popular”.

“Cada gran diseño empieza con una historia aún mejor» es una frase de la diseñadora  Lorinda Mamo que Nechari elige para iniciar su presentación: “Las historias que captamos de las experiencias de las personas son importantes y también traducirlas a un diseño que funciona para las personas a las que se les provee servicios”.

En el camino de un diseño centrado en las personas es crucial no ser lineales sino más bien curiosear, vincular las experiencias del pasado a las actuales y “centrar a las personas por sobre el capitalismo”.

La investigación y el diseño centrado en las personas permite crear tecnología que no solo sea útil, sino que también remueva los daños que pueden impactar en las personas. “La experiencia de usuario cubre todos los aspectos de las interacciones de usuario con la compañía, los servicios y los productos”, afirma Riley quien también comparte que siempre que una investigación también se pregunta sobre sus propias limitaciones para entender a las poblaciones que se encuentra investigando.

La última charla estuvo a cargo de Ame Elliot, Directora de Diseño de Simply Secure, una organización educativa sin ánimo de lucro que ofrece soporte de diseño y asesoramiento para proyectos tecnológicos que centran y protegen a las poblaciones vulnerables. Su enfoque sitúa a las personas en el centro de la privacidad, la seguridad, la transparencia y la ética. 

“En Sillicon Valley hay una visión muy pequeña del mundo con la presunción de que todas las personas son como las que están en una conferencia lujosa de Google y que todes somos iguales y todo es seguro. Pero no es la verdad”, afirmó Ame durante su exposición. “Muchas de las personas que desarrollan tecnologías para el resto del mundo lo hacen desde una idea del «lo tomas o lo dejas». Sin embargo, es posible que voces diversas puedan recolectar información para mejorar la experiencia de todas las usarías”.

Para Ame, el diseño centrado en las personas tiene que ver con poder entender cómo usan esas tecnologías quienes no las desarrollaron y tampoco participaron en el proceso de diseño. Por eso es importante realizar una investigación que las ubique en el centro, ofreciendo la posibilidad de conversar y poder relacionarse con ellas como lo que son: expertas de sus propias vidas.

Al mismo tiempo, plantea que, si bien “el capitalismo de plataformas hace las cosas más fáciles que el movimiento Open Source, las comunidades técnicas están tratando de mirar estas cosas. La tecnología no es neutral y las técnicas UX tampoco lo son”. Pero si de algo no quedan dudas es que al invitar a conversar a las personas que están usando estas herramientas, es lo que verdaderamente permite el cambio.

Diseños situados, involucrando a las personas, grupos y comunidades que se verán directa o indirectamente vinculadas a los productos o contenidos finales. Una propuesta aparentemente simple pero que, en todo caso, responde a las “demandas” de aquello que se pregunta una y otra vez en espacios de política pública respecto a cómo hacer tecnologías que respeten los derechos humanos y ambientales. Planear una tecnología que ponga en el centro a las personas y sus entornos requiere, de inicio, abrirse a construir objetivos comunes y claro, asumir que quizás algunos de ellos caigan fuera de los paradigmas del tiempo y el dinero del sistema de lucro.


Puedes escuchar los tres conversatorios en los siguientes links:

@sursiendo