Activismos por Internet: entre lo digital y las calles

derechos digitales colectivos
7 abril, 2015
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Sursiendo hilos sueltos

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Expresarnos en los espacios digitales y en las calles hace la diferencia. Aunando prácticas cotidianas y coyunturales se han logrado detener/retrasar/cancelar importantes acciones.

Ya en este año ha habido dos momentos importantes para Internet: cuando la presión social logró que la Federal Communications Commission (FCC) de los Estados Unidos votara a favor de la neutralidad de la red y en Paraguay al lograr detener la Pyrawebs.

De hecho, el tema de la neutralidad de la red en el vecino país del norte es central, incluso si no habitamos en ese país. Porque, como decíamos en otra entrada, gran parte de las redes físicas de Internet pasan por allí y por el ‘efecto contagio’ de las legislaciones de este tipo.

En febrero de este año diversas organizaciones se convocaron alrededor del #DontBlockMyInternet para presionar a la FCC en favor de la neutralidad de la red. Y a pesar de estimar con anticipación un resultado favorable, miles de personas en diferentes ciudades de los Estado Unidos se hicieron presentes en las calles para continuar la acción. Fue una batalla ganada por el “team Internet” y así se vivió.

En pocas palabras esto significó poder seguir disfrutando de la red tal y como la vivimos hoy en día en la mayoría de los países del mundo. El principio de neutralidad de la red garantiza el acceso igualitario a la misma, la libertad de expresión y la innovación; los proveedores de Internet no pueden utilizar diferentes velocidades para diferentes servicios web. Cada bit es igual al otro, no importa qué es, de dónde viene y hacia dónde va. Si es un texto o un video, si lo lanza una corporación o un medio libre, si lo miramos en casa o será emitido en la gran pantalla. Con la neutralidad, todas y todos somos iguales antes la red.

Sin embargo de tanto en tanto aparecen algunas voces que aseguran la “necesidad” de contar con diferentes velocidades en Internet para poder “garantizar” mejores servicios. En la práctica esto implicaría que quien más paga, mejor acceso tiene lo que a su vez, según cómo se aplique, implicaría restricción de derechos.

Pero el mundo en el que vivimos parece no estar siempre muy atento a los derechos civiles y sí a los económicos. Entonces, ¿por qué no han logrado estas voces hacerse con las decisiones sobre el uso y reproducción de la Red? La respuesta es simple pero no simplista. En gran parte la presión social es la responsable de esto. Y eso fue lo que sucedió en esa acción conjunta.

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Con Pyrawebs sucedió algo similar. En Paraguay, bajo los argumentos de siempre (lucha contra la pedofilia, el crimen organizado, etc) se pretendía legalizar la retención de datos. La sociedad civil organizada para hacer frente a este proyecto de ley fue contundente y logró detenerlo. De hecho, el análisis de La campaña detrás de la campaña es sumamente interesante para usar y replicar: “Algunos han hablado del poder de las herramientas de Internet de generar cambios en el curso de la política local. Están los que afirman que el rechazo a la ley es testimonio de cómo se puede ejercer presión sobre los representantes “desde el teclado“. Otros valoran el ingenio y la creatividad de la comunicación de la campaña, empezando por el nombre de la misma”.

Otra vez, unir acciones dentro y fuera de la red dio resultado.

Ahora se ha abierto un nuevo frente en Ecuador donde desde la sociedad civil de está moviendo una carta dirigida al Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (MINTEL) y la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT) con el objetivo de modificar la Ley de Telecomunicaciones. Esto se debe a que la ley en ese país no garantiza totalmente la neutralidad de la red al permitir que los proveedores de servicios puedan establecer a discreción “planes tarifarios constituidos por uno o varios servicios, o por uno o varios productos de un servicio”. Uno de los primeros impactos fue denunciado la semana pasada cuando las operadoras de servicios de Ecuador limitaron la aplicación de llamadas por Whatsapp recientemente lanzada.

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Con esta acción se visibiliza la discrecionalidad en el acceso y uso de Internet. Lo que está en discusión aquí no es la promoción de aplicaciones o software privativo sino el propio acceso a la Red. Como manifiestan desde Usuario Digitales: “esta ‘puerta trasera’ ha venido siendo usada comercialmente, restringiendo acceso a contenidos de blogs al crear paquetes con exclusivo acceso a Facebook, o impidiendo el uso de una aplicación que pudiera ser desarrollada por un emprendedor ecuatoriano al imponer uso sólo de cierta mensajería en ciertos planes, por ejemplo”.

Ante el escenario adverso que se enfrenta la propuesta es impulsar un diálogo multistackholder en el que participen todas las partes interesadas y se logren modificar los artículos que favorecen esta iniciativa. Desde los espacios internacionales que abogan por las libertades en Internet habrá que apoyarles.

Sabemos que no siempre estas acciones logra su cometido. Todavía nos queda el sabor amargo de no haber logrado mejor resultado en México frente a la Ley Telecom. Sin embargo nos parece importante destacar una vez más que “finalmente se respetó la neutralidad de la red. El artículo 146 se reformuló respecto a la primera versión, gracias a la movilización y la presión sociales”. No se pudo frente a la retención de datos y el peligro de la violación de la privacidad, la seguridad y la libertad de los usuarios y usuarias.

Pero esa lucha conjunta de diversos sectores de la sociedad no solo consiguió esa pequeña victoria sino que permitió generar nuevas sinergias para el trabajo cotidiano.

Se avecinan tiempos en los que no podremos descansar. Se necesitará estar alertas y entender que esos pocos que pretenden mover los hilitos del mundo lo hacen a gran escala. Y por eso queremos resignificar aquel “globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza”. A día de hoy han reaparecido varias versiones de esos tratados fantasmas que pretenden cercar nuestras prácticas y derechos. Uno de ellos, el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica que tiene implicaciones sobre varios espacios de nuestras vidas (afectará el ejercicio mismo de democracia, nuestra salud, el ambiente y también Internet). Por eso hoy se reclama nuevamente que el pueblo debe alzar su voz para ser escuchado. Desde este espacio destacamos en especial la acción que se está realizando para detener el plan de censura de Internet.

Cada quien desde sus espacios, por mínima que parezca esa participación, entendemos que tiene incidencia, que convoca a tender esos puentes para una sociedad informada y consciente que en un momento dado combina la necesaria dualidad de la acción offline y online

@Sursiendo