Sursiendo hilos sueltos
Caímos en la cuenta que nos habíamos sumado a la cultura de la creación de memes casi sin querer. Ahí estaban, compartidos en nuestras redes sociales. Y en esta entrada nos proponemos hablar sobre este fenómeno tan extendido en Internet.
La Wikipedia dice:
Un meme (o mem) es, en las teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente.
Esta práctica tan extendida como humana recibió nombre propio en 1972 con Richard Dawkins en El gen egoísta, debido a la semejanza fonética que la palabra tiene con su “par”, el gen. De esta manera se busca poner en evidencia que tenemos dos formas de procesar y transmitir información: una biológica, la genética (gen) y otra cultural, la mimética (mem). Ambos procesos son autorreplicables y forman parte de la selección natural: así como no todos los genes se heredan a las generaciones siguientes, tampoco todas las creaciones culturales logran sobrevivir al paso del tiempo.
Los memes son, en definitiva, unidades de transmisión cultural o unidades de imitación que expresan eso que hacemos casi sin querer: crear, compartir, modificar lo que imaginamos, vemos, escuchamos… Y hoy en día estas prácticas se ven amplificadas gracias a Internet.
Estas ideas, pensamientos, conductas y sentimientos expresados en los memes pueden evolucionar, mutar y expandirse o simplemente pasar desapercibidas y desparecer. ¿De qué depende? Eso nunca se sabe. Los memes son espontáneos y se propagan de forma viral de persona a persona (formando parte de las prácticas P2P) a través de redes sociales, correo electrónico o blogs. Un meme de Internet puede permanecer igual o puede evolucionar con el tiempo, por casualidad o por medio de comentarios, imitaciones, parodias.
Dijimos que los memes se han visto potenciados gracias a Internet pero estas formas de hacer son muy anteriores a la Red. Así las canciones de cumpleaños, las danzas tradicionales o los refranes populares también podrían ser considerados memes.
Pueden ser fotos (como los Lolcats), imágenes o dibujos (como el Philosoraptor o el Rage guy fffuuuuuu), vídeos (de entre los más populares está el fragmentos de la película de El hundimiento, con Hitler como protagonista, o los Harlem Shake), simples ideas que se replican (como The Lying Down Game), pueden ser igualmente frases o hashtags. En su mayoría son humorísticos, aunque también los hay con consignas sociales o políticas, lecciones de vida, expresando estados de ánimos, con frases filosóficas o de curiosidades. Cualquier pensamiento o acción puede convertirse, potencialmente, en un meme.
Sitios como Cuánto Cabrón o Know your meme poseen bases de datos, explicaciones de origen, estadísticas y hasta plantillas de memes para facilitar su replicabilidad. Hay también plataformas como Meme Generator y aplicaciones para dispositivos móviles como 9GAG para crearlos.
Pero incluso si no contamos con nada de todo esto a nuestro alcance con un simple programa de dibujo y unas cuántas fuentes sans serif ya podemos sumar nuestros propios memes. Se pueden hacer aun sin conocimientos de herramientas de edición gráfica. La idea es que sean lo más simples posible para aumentar su espontaneidad, para poder “sumarnos al tren”.
Muchas veces poco se sabe sobre el origen de un meme. Su autoría es anónima y en realidad podríamos decir que colectiva porque sin más personas que retomen esa idea y la repliquen o modifiquen no se convertiría en un meme propiamente dicho.
Se sabe sin embargo que muchos memes surgen en comunidades de usuarios como la 4chan (una comunidad que además ha tenido gran influencia en muchos de los fenómenos que circulan en la red. En Somos Legión, la historia de los hacktivistas se cuenta parte de su propia historia).
Hay una frase de la cultura libre que dice que la “cultura se defiende compartiéndola”. Y es que, por más candados que se le quieran poner al campo, compartir lo que vemos, hacemos, pensamos o queremos no puede ser restringido.
Como es común que suceda en la Red de redes hay memes para todos los gustos y colores. Algunos pueden incluso hasta ser considerados artísticos. ¿Son los memes entonces una forma de arte? Eso sería tan difícil de responder como meternos en las arenas de intentar definir el arte mismo. Pero lo que sí creemos es que son, innegablemente, parte de las creaciones culturales.
Y es que además los memes nos devuelven la sensación de formar parte de ese todo más grande que nos contiene. Será por eso que se multiplican sin cesar. De alguna manera desmitifican el rol de la creación como algo alejado, “de elegidos” para acercárnoslo a nuestras cotidianeidades. Formar parte de nuestros entornos + querer decir algo + tener algunas herramientas = crear cultura. En el caso de los memes, además, es esa repetición la que les da sentido.
Ya luego estará en el gusto de cada quien si esa imagen, vídeo o frase es de su agrado o no. Lo que no podemos negar es que estas cadenas de retroalimentación creativa no se agotan y expresan ese costado de inquietud y necesidad de participación de aquello que nos rodea… y es que la cultura la creamos entre todas y todos.
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