Sursiendo hilos sueltos
Este es un pequeño homenaje al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en su celebración, desde una visión colaborativa y de remezcla, de creación de comunes.
Dice el tango Volver que 20 años no es nada, pero… según, ¿no?
Vigésimo aniversario de la rebelión zapatista. Ese EZLN, esa guerrilla tan otra, constituida por decenas de miles de personas en el Estado mexicano de Chiapas. Ahí siguen, y siguen innovando, siguen remezclándose con el mundo: ahora la Escuelita Zapatista. Aprendiendo enseñando y viceversa.
Allá por noviembre de 1983 un grupo de militantes de izquierdas se instalan en la selva chiapaneca llegados desde las ciudades para organizarse, entrenarse y buscar formas de derrocar la dictadura del PRI. La idea era formar una guerrilla. Diez años de preparaciones, para que fuese finalmente un ejército popular indígena. En el día primero de enero de 1994, se mostró al mundo, grande, digna, transformada, exigiendo “un mundo donde quepan muchos mundos”, con pasamontañas para que les vean.
En ese momento lanzaron la Primera Declaración de la Selva Lacandona, declaración de guerra al Gobierno Mexicano y al Ejército federal, dijeron Ya Basta! Frente al neoliberalismo más cruel, frente al despojo, la injusticia, la represión y la impunidad, a la guerra genocida contra los pueblos, el ezetaeleene se levantó en armas. No tuvieron otra elección, se les cerraron todas las vías posibles, y solo obtenían como respuesta la cerrazón, cuando no el golpe, la encarcelación, el disparo.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional se fue formando con las ideas marxistas clásicas (leninistas, maoístas, guevaristas) que traían los citadinos del primer grupo y la cosmovisión y las formas mayas, que sobrevivieron en resistencia 500 años. Colaboración, revolución P2P, ideas compartidas, autotransformación por contagio.
En entrevista de 1994 (inédita hasta hace unas semanas) de Gloria Muñoz al Subcomandante Insurgente Marcos, éste cuenta:
Y es así como entra el primer grupo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en 1983. Ahí dicen, “bueno, nos vamos a alzar y nos vamos a llamar Ejército”, porque la aspiración era a no funcionar como guerrilla sino plantear una estructura de ejército regular, pensando en que la tirada era aglutinar grandes contingentes armados y no grupitos que estuvieran haciendo acciones terroristas. Zapatista, por la expectativa de los compañeros del campo, con todo el problema de la tierra que es muy agudo en el estado. Y de Liberación Nacional porque siempre se planteó que la lucha fuera nacional, y que se articularía con otras fuerzas para un movimiento más amplio, revolucionario.
Las 4 libertades del software libre aplicadas a la vida: 0.- Copia y utilización. 1.- Acceso código fuente (programa, patrón, diseño, metodología, manual). 2.- Modificación, mejora, derivados, remezcla. 3.- Comunicación pública, distribución, explotación. Las libertades para solucionar problemas, relacionarse, crecer, compartir.
El zapatismo se alzó con un ejército que tenía como fin dejar de serlo, que buscaba la paz, pero como no tuvo respuestas a sus demandas, siguió con su lógica de cambiar el mundo sin tomar el poder. Dicen: “seguimos armados, pero sobre todo de justicia y de dignidad como pueblos”.
El EZLN lanzó redes, convocó a marchas, a foros, a encuentros intergalácticos con pueblos del mundo, a los aguascalientes, a la convención democrática nacional, a la otra campaña, a festivales de la digna rabia, al Congreso Nacional Indígena… Mucha gente vino a conocer, a aprender, a apoyar, desde el escritor portugués José Saramago al equipo de fútbol italiano Inter de Milán, pasando por el artista urbano Banksy, y miles y miles de personas anónimas. Si hasta los hacktivistas de Anonymous les apoyan con acciones digitales.
“Luego de la contrarreforma indígena aprobada por todos los partidos políticos en 2001, en la que nuevamente se violaron los Acuerdos de San Andrés (1996), el zapatismo pasó a una nueva etapa organizativa. La traición que recibieron por parte de toda la clase política (incluidos los partidos de “izquierda”) los llevó a un nuevo momento, el del ejercicio de facto de las autonomías” (Raúl Romero, en subversiones).
Así fue construyendo su propia autonomía. Siempre intentando, rehaciendo, probando, mostrando, enseñando… cómo hacerlo. Es el software libre guerrillero. Desde agosto de 2003 funcionan las juntas de buen gobierno, con sedes en los caracoles zapatistas, que gobiernan los municipios autónomos rebeldes zapatistas (MAREZ). Es la forma práctica de la consigna mandar obedeciendo. Manos a la obra. Las comunidades eligen delegados (que no representantes), y estos gobiernan por periodos de seis meses en las juntas de buen gobierno, que son cinco en total. Mandar obedeciendo > Liderazgo distribuido. Establecieron tres principios para los integrantes de las Juntas de Buen Gobierno: rotatividad, revocación de mandato y rendición de cuentas.
Así las Bases de Apoyo Zapatistas consolidaron la gran red de municipios autónomos que venían edificando años atrás. Al respecto, González Casanova escribe lo siguiente:
“Se trata de un programa de acción, de conocimiento, de perseverancia y dignidad para construir un mundo alternativo, organizado con respeto a las autonomías y a las redes de autonomía. Su objetivo es crear con las comunidades, por las comunidades y para las comunidades, organizaciones de resistencia que desde ahora formen mallas a la vez articuladas, coordinadas y autogobernadas que les permitan mejorar su capacidad de contribuir a que otro mundo sea posible“.
Al mismo tiempo que exigían el reconocimiento de sus derechos, los zapatistas fueron articulando lo local con lo global: al articular su lucha con las de otros pueblos y organizaciones nacionales e internacionales, los zapatistas evidenciaron el carácter global de su lucha, es decir por un México y por un mundo con democracia, libertad y justicia, lo cual solo es posible en un mundo sin capitalismo en cualquiera de sus formas.
Frente al despojo y el extractivismo (de los bienes naturales), la invisibilidad y el desprecio (cultural y social), el zapatismo propone revitalizar las relaciones con la tierra, defender el territorio, gestionarlo todo ello colectivamente, democráticamente, donde haciéndose responsables de sus vidas y de su entorno natural y cultural, buscan cuidar y cuidarse.
Y lo hace compartiendo sus experiencias y sus conocimientos, su forma de ver el mundo, su lucha incluyente.
El EZLN sentencia: “Nosotros los indígenas, cuidamos y amamos a nuestra madre tierra y lo hemos demostrado por siglos. Nunca en la historia, los pueblos indígenas campesinos hemos hecho ningún daño grave a la madre tierra: nunca”.
El procomún encierra en su esencia un bien común, una comunidad asociada a él y un modo de gobernanza, con lo que sería entonces la forma de producir y gestionar en comunidad bienes tangibles e intangibles, cuyo dueño no es único sino que pertenecen a tod@s y a nadie a la vez. Espacios en los que todas las partes implicadas deberían tener acceso, participación y compromiso para asegurar su existencia. Todo procomún va indisolublemente acompañando por un modelo de gestión colectiva y colaborativa humana y con el medio. Se convierte en procesos de vida social y cultura política que necesitan ser ejercidos en comunidad. Construcciones horizontales que nos permiten aprender de l@s demás. Nos resitúan en un ámbito humanitario de libertad autonómica, conectados con valores democráticos y con nuestra propia creatividad al unir lo político y lo económico con la ética y la comunitariedad.
Los comunes rompen con la clásica dicotomía público/privado introduciendo la modalidad de propiedad colectiva, con una autogestión al margen de la crisis del Estado nación y de la voracidad empresarial y la especulación financiera. La comunidad participante tiene el control del bien común y asegura el acceso a todas y todos sus miembros. Actualiza prácticas que servían: aunque parezca algo novedoso, los commons existen desde siempre, desde que el ser humano llega a acuerdos para mantener ciertos bienes necesarios para su bienestar. Esa gobernanza necesaria se mantiene por la participación activa de la comunidad, que no suele dar posibilidad a estructuras jerárquicas, sino más bien democráticas y en red.
La autonomía zapatista, después de 10 años, siguen en construcción, con sus avances y retrocesos, con los obstáculos que ponen los distintos gobiernos e intereses ultracapitalistas y con el apoyo de cientos de miles de personas en todo el mundo. Tienen grandes avances en la educación, la sanidad, la producción, el transporte, nunca dejan de trabajar para lograr autonomía, y no depender del mal gobierno.
Ahora celebran 30 años de existencia y 20 años de salir a la luz. Muchas y muchos zapatistas que ahora están tomando el relevo de sus mayores ya nacieron y se criaron siendo rebeldes y en el proceso autonómico.
Ese 1 de enero de 1994 comenzó otro tiempo, se abrieron otros rumbos. México en términos generales está ahora peor que hace 20 años, con más violencia y desigualdad, pero los pueblos indígenas tienen más presencia y protagonismo en articulaciones sociales y políticas, en demandas y construcción de alternativas.
Aquel era el día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que marcó la consolidación definitiva del neoliberalismo en México, y los nuevos zapatistas presentaban once peticiones fundamentales relacionadas con el derecho al trabajo, la tierra, la vivienda, la alimentación, la salud, la educación, la independencia, la libertad, la democracia, la justicia y la paz.
El director de opinión de La Jornada, Luis Hernández Navarro, escribe: “En las élites mexicanas soplan aires similares a los que corrían hace veinte años. Al igual que hoy le sucede a Enrique Peña Nieto, Carlos Salinas de Gortari se sentía entonces invencible. Su proyecto para reformar México de manera autoritaria y vertical avanzaba sin mayores obstáculos, y se publicitaba como la superación de mitos y atavismos históricos”.
Si bien el conflicto armado solo duró 12 días, las causas que lo originaron siguen aún vigentes. Pero no se iban a quedar de brazos cruzados, defendiéndose (que no es poco). En 2003 el brazo armado dejaba en manos de las comunidades civiles zapatistas la construcción de gobiernos autónomos. En sus Juntas de Buen Gobierno, con el trabajo colectivo de la comunidad como promotores de salud, educación, o comunicación para crear todos esos servicios que el estado les ha negado.
En sus comunidades, los indígenas se organizan en asamblea y eligen a los delegados de los diferentes municipios, que se convierten en los responsables de los proyectos, la administración y la impartición de justicia. Se organizan tanto para arreglar un camino como para decidir que castigo debe cumplir quién cometa un delito en su territorio. No solo desconocen a los partidos políticos sino que no aceptan ninguna regalía, ni subvención estatal. Estos gobernantes, como todos los cargos comunitarios zapatistas, no reciben ningún salario ni pago por su labor, su recompensa es la mejora de su vida cotidiana y la de su comunidad.
La periodista Majo Siscar comenta en un reportaje: “Su cosmovisión indígena está basada en la concepción del Nosotros y en la dualidad hablar – escuchar. Las lenguas mayas no usan casi la primera persona del singular sino la del plural y se fundamentan en una relación sujeto – sujeto, no en la del sujeto – objeto de nuestra lengua latina. Y eso explica su práctica política colectiva. El nosotros supone yo y mi comunidad o mi colectivo”.
Se les ha llamado de todo, desde impostores a guerrilla posmoderna, lo que sí es importante destacar que ese enero de 1994 fue la primera vez que los de abajo usaron Internet con fines sociopolíticos de forma masiva. También se les reconoce que inspiraron las luchas indígenas en Bolivia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, etc., que inspiraron las luchas antiglobalización desde Seattle y hacia todas las cumbres. Y también han tenido cierta presencia en los movimientos actuales de los indignados del 15M o de #YoSoy132 en forma de consignas, modos y sueños.
Rompieron las bipolaridades políticas, dieron nuevos aires a la rebeldía, llenaron de dignidad la búsqueda de alternativas vitales, radicales. En México el EZLN dio interlocución y protagonismo a la sociedad civil mexicana (que no se consideraba actor político) y le entró a ese diálogo social, de escucha y actuar en consecuencia.
Es la milicia copyleft, la ciberguerrilla, que se crea y se recrea en cada momento, de forma imaginativa, de forma colectiva, eso sí: siempre caminando al paso del más lento.
“Y miren lo que son las cosas, para que nos vieran, nos tapamos el rostro, para que nos nombraran, nos negamos el nombre, apostamos el presente para tener futuro, y para vivir, morimos.” (Sup Marcos)
Frente a los grandes relatos totalizadores, los commons propagan miles de semillas por doquier, que son procesos en construcción y, por ello, históricos y con potencia emancipadora. No hay recetas fijas, y toman mucho del buen vivir andino, del decrecimiento europeo, de la ética hacker, del marxismo y del anarquismo, del liberalismo y del feminismo… Prototipos de commons en la sociedad en red. Es la política de un No y muchos Síes, como negación común de ir hacia el precipicio sistémico y como muchas respuestas alternativas, pluralidad de motivos, afirmaciones, proyectos, ideales e ideologías: “un mundo en que quepan muchos mundos”.
Los bienes comunes, el commons, el procomún, son términos relacionales, que vinculan, que abren, que defienden y crean. El zapatismo en estos 20 años de lucha ha abierto una gran puerta para pasar al lado de la vida, para mirarnos reconociéndonos en el ‘sí se puede’ y para construir esos otros mundos.
“Otra noche, otra lluvia. 30 de diciembre de 1993. Las últimas tropas inician su marcha para tomar posición. Un camión se atasca en el lodazal. Los combatientes empujan para sacarlo. El Viejo Antonio se me acerca con un cigarro apagado en la boca. Se lo enciendo y enciendo la pipa con la cazuela boca abajo, técnica que inventé a fuerza de lluvias. ‘¿Cuándo?’, pregunta El Viejo Antonio. ‘Mañana’, respondo y agrego: ‘Si llegamos a tiempo…’ ‘Hace frío…’, dice él y se cierra la vieja chamarra.” (Sup Marcos)
Continuará… seguro.