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Reflexión de Eugenio Tiselli para SurSiendo sobre la experiencia del proyecto comunitario Los Ojos de la Milpa y la utilización de las nuevas tecnologías para su realización.
Cada vez resulta más difícil mantener el discurso utópico que caracterizó los primeros tiempos de la World Wide Web. Sobre todo ahora, cuando ha quedado al descubierto cómo los gobiernos de distintos países, en colaboración con las grandes marcas de las redes sociales, espían a sus propios ciudadanos. ¿De quién es la red? ¿De las personas que la siguen utilizando para compartir lo que les es común, y organizar la resistencia contra las injusticias del capitalismo global? ¿O de los gobiernos y las empresas, que ejercen un control casi total sobre los datos que fluyen a través de ella? La pregunta queda en el aire, y la lucha no ha hecho más que comenzar.
En este contexto, ¿por qué plantear un proyecto como Los ojos de la milpa? Sin ignorar las utopías y distopías, creemos que aún es posible ver en las redes digitales esa escuela sin muros en la que todos podemos beneficiarnos del libre intercambio de conocimientos y saberes, entendidos como bien común. Desde esta visión parte Los ojos de la milpa, que pretende ser un pequeño fragmento de la memoria comunitaria de un grupo de familias de Santa María Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca. A partir de nuestra invitación, estas familias utilizaron teléfonos celulares tipo smartphone durante un año para capturar en imágenes y grabaciones de voz aquello que nacía y crecía en sus milpas, publicándolo todo en un sitio web accesible y abierto. Con esto perseguimos varios objetivos comunes: en primer lugar, el de crear de forma colaborativa un manual digital sobre las nuevas prácticas agroforestales que desde hace algún tiempo se llevan a cabo en la comunidad. Además, quisimos ofrecer un panorama de lo que ocurre más allá de la milpa, partiendo de la idea de que la agricultura también es cultura y que, por lo tanto, gran parte de lo que ocurre en la comunidad se refiere, tácita o explícitamente, al trabajo y a los frutos de la tierra. Nos propusimos, en suma, a crear un espacio en red útil tanto para la propia comunidad como para aquellos que desearan conocerla.
En el sitio web de Los ojos de la milpa se puede ver, en la parte superior, una lista de palabras que tienen distintos tamaños: las más sobresalientes son “conocimiento”, “fertilización”, “frutales”, “maíz”, “milpa”, “opinión” y “reunión”. Estas palabras, que fueron asociadas a los contenidos desde el momento de su captura, sirven para describirlos y crear así un diccionario emergente que permite navegar la memoria comunitaria. En particular, las palabras “frutales” y “milpa” nos ofrecen una clave importante para entender el proyecto, ya que hacen referencia a la introducción de los árboles frutales en la milpa. Esta técnica agroforestal sostenible, novedosa para las familias de Tlahuitoltepec, permite que los árboles nutran la tierra , a la vez que la protegen contra la erosión causada por los escurrimientos de agua. El cuidado de los árboles implica un conjunto de conocimientos que hay que adquirir: se debe aprender a seleccionar qué ramas hay que podar, cuándo y cómo hay que hacer el raleo, y a combatir plagas y enfermedades. Estos saberes y prácticas, reunidos en Los ojos de la milpa y plasmados en imágenes y explicaciones habladas, pretenden ser un valioso material de consulta, un manual digital para quienes deseen saber más el intercalado de la milpa con árboles frutales.
Un aspecto fundamental de Los ojos de la milpa es el cuidado con que se tratan las lenguas. Cada una de las grabaciones de voz que acompañan a las imágenes, habladas en su mayoría en mixe, ha sido transcrita y traducida al español e inglés. Esto quiere poner de manifiesto la voluntad del proyecto: la de hacer llegar los conocimientos recogidos por las familias de Tlahuitoltepec a un público amplio, más allá de fronteras y culturas. Creemos que es importante hacer saber, en especial a los habitantes de las grandes ciudades, cómo se trabaja, se cuida y se cultiva la tierra. Creemos que esto cobra gran importancia en un tiempo como el nuestro, en el que el mismo poder hegemónico que amenaza con cancelar el acceso libre a las redes de comunicación, genera también hambre y sufrimiento al especular con los precios de las semillas, a la vez que pretende sujetarlas a un régimen estricto de propiedad intelectual. Enseñar, desde la Sierra Mixe, que la siembra y la cosecha de alimento es también siembra y cosecha de cultura, es, pues, una manera de hacer presente la tierra de la que venimos y a la que vamos; la tierra que seguimos siendo a pesar de todo.
Como corresponde, las herramientas usadas en Los ojos de la milpa son libres y de código abierto, y están disponibles para otras comunidades que quieran utilizarlas. Actualmente, grupos de agricultores en Tanzania las usan para establecer, de manera similar a las familias de Oaxaca, redes de conocimiento y aprendizaje mutuo. Ojalá que crezcan allí y aquí nuevas redes en la red, y que juntos podamos reclamar a través de ellas la tierra y nuestro derecho a compartir sin ataduras lo que crece en ella.
Eugenio Tisselli está en cubo23@yahoo.com para @SurSiendo