Algunos botones de muestra
Texto de Alan Lazalde para SurSiendo donde explica qué son las plataformas de financiamiento colectivo a través de Internet (crowdfunding), cómo funcionan, qué hay en México y lo que viene. Con este texto damos por finalizada la primera fase de la sección ‘Botones de Muestra’, donde hemos querido hacer un pequeño repaso al uso y apropiación de Internet, tomando diversas facetas y centrándonos en experiencias actuales mexicanas. Volveremos.
Crowdfunding o “fondeo colectivo”, es una práctica cada vez más extendida en la red en cuyos orígenes están prácticas tradicionales como “la vaquita”, “el boteo” y las “tandas”, donde un grupo de personas se organizan para acumular fondos para una causa común.
En el contexto de Internet, el crowdfunding suele sostenerse gracias a una plataforma informática que ofrece un escaparate para proyectos que solicitan fondeo y, por otro lado, una serie de reglas y mecanismos para que una red social o comunidad, soporte esos proyectos de manera económica o material.
Probablemente Kickstarter sea la plataforma de crowdfunding más popular, con cientos de proyectos fondeados que abarcan una amplia variedad de áreas culturales, del teatro al cine, de la música a los videojuegos. El éxito del paradigma crowdfunding ha sido tal que no solo es utilizado para causas privadas, otras plataformas de crowdfunding están surgiendo para fines sociales, como la educación, la salud y los bienes comunes, tal es el caso de Kiva y Goteo.
En lo que sigue de este artículo explicaremos el funcionamiento general del crowdfunding, mencionaremos algunas plataformas con fines sociales y casos de éxito.
El crowdfunding tiene dos ingredientes principales: un solicitante, es decir, la persona o grupo que solicita un capital para fondear su proyecto, y un grupo de donantes potenciales, esto es, los usuarios de la plataforma diligentes en apoyar los proyectos que ganen su interés.
Cada plataforma tiene sus propios requerimientos para crear un ecosistema de solicitantes y donantes. En términos generales, esto es lo que sucede desde la perspectiva de los solicitantes:
1. Un registro como usuario de la plataforma.
2. Una campaña que a través de textos, imágenes y vídeos comunica por qué su proyecto merece ser apoyado por los usuarios de la plataforma.
3. Un capital objetivo, por ejemplo, 100,000 pesos, para lograr los propósitos del proyecto.
4. Un serie de posibles donaciones que van de un mínimo a un máximo, por ejemplo de 20 a 10,000 pesos.
5. Una serie de recompensas asociadas a esas donaciones, desde una calcomanía hasta un concierto privado, en el caso de fondear el siguiente albúm de una banda de rock.
6. Un tiempo límite para conseguir el capital objetivo. Si el capital objetivo no se consigue al término de ese tiempo, entonces los donantes reciben su dinero de vuelta y el proyecto es cancelado. De lo contrario, una vez alcanzado el capital objetivo, el proyecto puede seguir recibiendo aportaciones hasta alcanzar el tiempo límite, de esta manera es posible conseguir un porcentaje de capital superior al solicitado.
7. Una comisión cobrada por la plataforma de crowdfunding, por ejemplo, el 5% del capital objetivo sólo en caso de un fondeo exitoso.
Él éxito del crowdfunding ha tenido un crecimiento exponencial en Internet desde el surgimiento de las primeras plataformas hace unos cinco años. Hoy en día podemos encontrar crowdfunding para causas generales y específicas, con diferentes reglas, modelos y tipos de usuarios [infografía]. México no es la excepción, en nuestro país tenemos varias plataformas de fondeo colectivo:
Fondean proyectos de propósito general, al estilo de Kickstarter. Allí podemos encontrar sobre todo proyectos artísticos y culturales que difícilmente conseguirían recursos por los medios tradicionales, como los préstamos bancarios.
Fondea conciertos basada en las peticiones de los fans. De esta manera una comunidad de usuarios puede organizarse para reunir los fondos necesarios para que un artista o grupo musical toque en nuestro país.
Todos los proyectos promovidos en este plataforma deben retribuir a sus donantes con bienes comunes. Esto es, diseños, código, texto, vídeos, y los productos derivados de un proyecto deben tener una licencia de uso abierta, como Creative Commons, para que otros miembros de la comunidad puedan utilizarlos en otros bienes comunes. De esta manera, el ecosistema de crowdfunding crece con una participación aún más horizontal o democrática que en plataformas como Kickstarter, donde la propiedad intelectual de los proyectos suele pertenecer sólo a los creadores. Además, en Goteo se promueve el “fondeo no-monetario”, donde los usuarios pueden aportar horas de trabajo voluntario o bienes materiales.
Esta plataforma pertenece a una nueva generación de crowdfunding, donde las donaciones se convierten en inversiones o, siendo precisos, en micropréstamos sujetos a una tasa de interés. Aquí los inversionistas compiten por ofrecer préstamos con tasas de interés bajas.
Internet es la red de redes, físicas y virtuales, pero en última instancia es una gran red de personas; una red en evolución que con el enfoque adecuado es capaz de potenciar al máximo proyectos sociales tan productivos como innovadores. Nuestra responsabilidad social como usuarios de Internet es fomentar las prácticas colectivas en pro del bien común, más allá de herramientas y plataformas, donde ganen todos y a largo plazo: el crowdfunding es una muestra de ello.
Internet y de las redes sociales alrededor del crowdfunding nos están entregando una cantidad y calidad inimaginable de proyectos innovadores. Esperemos que cada vez más líderes y creativos con proyectos sociales aborden esas plataformas.
Alan Lazalde es @alanlzd
@SurSiendo